sábado, 31 de octubre de 2020

Un adiós sin despedirse...

Un adiós sin despedirse, sin poderse despedir... 
De quien sentenció su vida para que yo pudiese escribir... 
No estaba escrito que te fueras, al menos yo no lo leí. 
Escribo estas palabras mojadas dedicadas para ti. 
Eres el pilar que siempre lo ha soportado todo, aún y así eras capaz de hacernos sonreír. 
Las lágrimas no mojan mi cara, pero igualmente no te dejo de sentir. 
Por ello no te digo adiós, porque sino... No podría vivir. 

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