Un adiós sin despedirse...

Un adiós sin despedirse, sin poderse despedir... 

De quien sentenció su vida para que yo pudiese escribir... 

No estaba escrito que te fueras, al menos yo no lo leí. 

Escribo estas palabras mojadas dedicadas para ti. 

Eres el pilar que siempre lo ha soportado todo, aún y así eras capaz de hacernos sonreír. 

Las lágrimas no mojan mi cara, pero igualmente no te dejo de sentir. 

Por ello no te digo adiós, porque sino... No podría vivir. 

2020

Alza tu mirada al cielo para cerrar los ojos... Recuerda como fue porque eso es, un recuerdo, ya no volverá nunca más. Para cuando acabemos con este virus habrá pasado tiempo, mucho tiempo, más del que creemos y entonces todo será muy distinto, no por nuestra evolución sino por la evolución de nuestros miedos, el temor infundado por las marionetas del poder. Un miedo que no crecerá contigo sino con tus discípulos, la llamada nueva normalidad será su vida, tóxica vida donde la muerte será protagonista y la soledad el lugar más seguro del planeta. 

                                  Manel VII Poeta del Cielo